Viajando en el tiempo. Pont D'Ael y Aosta.

 Algo de historia. Pont D’Ael y Aosta

Pernocta: Area de autocaravanas lago Lexert (45.862850, 7.396996). 10 euros.

Itinerario: Valnontey-Pont'DAel-Aosta-Lexert.

Hoy es ya 30 de junio, jueves. Estamos en un área de un camping en el lago Lexert entre Balmes y Dzovennoz (45.862850, 7.396996) en un valle al Noreste de Aosta. Llevamos ya siete días fuera de España y esos mismos días sin ver un español. Hoy, en el área de la ciudad Aosta hemos charlado con un suizo, un joven que había camperizado una furgoneta. Al ver su interior  no me he resistido a decirle que era una preciosidad. Nos ha dicho que lo había hecho con su padre, y luego, cuando me ha oído hablar con Angel en español me ha dicho que hablaba…también español, así que hemos mantenido una breve conversación en nuestra lengua. Qué envidia me dan los suizos. Casi todos hablan francés, italiano e inglés. Otros alemán y algunos añaden a estos tres idiomas un cuarto. Este joven hablaba español porque su padre era portugués. Bueno le hemos recomendado el área de Lillaz y el camping de Gran Paradiso y ha tomado buena nota.

Durante la noche hemos tenido que poner de nuevo la calefacción, pero la mañana amanece bajo un bonito sol, con un cielo manchado con algunas nubes.  Y hemos puesto rumbo a Pont’Ael, localidad cercana donde se encuentra un curioso acueducto romano, aunque sin saber si podíamos o no llegar por la estrechez de la carretera vista a través del google earth.

Cuando hemos llegado a la desviación, yo no me atrevía. Me parecía justa, pero Angel me ha animado y la verdad, la carretera es suficiente y solo son dos kilómetros. Hemos aparcado en un pequeño aparcamiento a la entrada y tras atravesar las cuatro casas que tiene este bonito pueblo, hemos llegado al acueducto romano del siglo III antes de Cristo. 

Nos ha atraído aquí la singularidad del lugar ya que es un acueducto con dos niveles: un conducto superior pavimentado para el paso del agua, y un pasaje en la parte inferior, de alrededor un metro de ancho, que permitía el tránsito de personas y animales, así que tiene doble utilidad y nunca habíamos visto algo igual.

Se trata de una grandiosa obra de mampostería y bloques de piedra labrada, con 56 metros de altura y más de 50 de largo.

Según atravesamos este acueducto y veo el abismo abajo pienso que si ha aguantado veintitrés siglos no se va hundir ahora. Una vez al otro lado y habiendo pagado 3 euros por persona por entrar en la parte inferior, nos introducimos en una especie de túnel estrecho donde el suelo es cristal y lo vamos pisando hasta atravesar la garganta por dentro del acueducto.

Una vez en el otro lado, nos fijamos en una inscripción que permite la datar  la construcción en el  año 3 a.C.. El puente-acueducto era entonces de importancia fundamental para traer el agua necesaria para la extracción y elaboración del mármol de las canteras de una pedanía cercana y parece ser que la iniciativa de su construcción fue privada. Nos ha impresionado este lugar altamente recomendable.

Ahora ponemos rumbo a Aosta, la capital de este valle aunque hacemos antes una breve parada en Aymavilles ya que su iglesia en la carretera capta nuestra atención. 

Y nos dirigimos directamente al área de autocaravanas Cuesta 1 euro la hora pero aunque he leído que hay otros aparcamientos, el área tiene buena situación para visitar la parte más turística e interesante de esta ciudad.

Cuando llegamos admiro el interior de una camper que está abierta y que deduzco que la han camperizado. Pregunto al joven y me lo confirma. Lo ha hecho él con su padre. Es una preciosidad. Cuando escucha que hablo con Angel en castellano, me pregunta que si hablo español y le digo que soy española y me comenta que él también lo habla, que su padre es portugués y del portugués al español…Así que al francés, italiano y alemán que pueden hablar los suizos además del inglés, este joven seguramente añade el portugués y para mi envidia, un buen español. Creo que si el color de la envidia pudiera verse, me verían…verde.

Dejamos el área y a nuestra amiga peluda dentro de la autocaravana, para dirigirnos en primer lugar al arco de Augusto que encontramos a unos cinco minutos andando del área. Se trata de un arco triunfal que data de la época de la fundación de la ciudad entre los años 25 y 23 A de C. para conmemorar una victoria y rendir homenaje al emperador Augusto. Consta de un solo arco de medio punto de casi nueve  metros de ancho y 11 de alto, siendo su altura total 17 metros. Tiene diez columnas corintias y su decoración mostraba escenas de guerra que posiblemente estaban en los nichos de la fachada pero que ya no se pueden observar. De hecho, el arco presenta un estado de erosión importante.

Cerca de este arco hallamos el puente romano que debido a que cambió el curso del río perdió su función y actualmente está cegado

Regresamos y por una calle peatonal el smartphone nos dirige hacia el teatro romano. La calle está cuajada de comercios y negocios de todo tipo y a esta hora, las 11,30 está muy animada. Pero no me detengo a mirar ya que temo que nos puedan cerrar alguno de los lugares que queremos visitar.

De camino hacia el teatro una señal nos indica la colegiata de San pedro D’Orso del siglo XI.

Este conjunto monumental consta de la iglesia, el campanario y el claustro, así como su catedral.  La torre del campanario que es lo primero que llama nuestra atención, se construyó en el siglo XII como parte del sistema defensivo de la muralla. Para edificar la base se utilizaron piedras de antiguos monumentos romanos. La parte superior corresponde al siglo XIII. Pero es el claustro la parte más destacada de todo el conjunto. Construido en el siglo XII se remodeló tres siglos después.

De los 52 capiteles originales se conservan 37. Están esculpidos en mármol blanco y cubiertos con pintura oscura ya desde tiempos antiguos que capta nuestra atención. 

Al parecer se trata de un compuesto impermeabilizante mezclado con cenizas que al oxidarse va adquiriendo ese color negruzco. 

Sus bajorrelieves representan escenas del Viejo y Nuevo Testamento y de la vida de San Orso complementándose la decoración con animales fantásticos, fábulas y lecciones de moral. Dichos capiteles reposan sobre columnas de mármol oscuro, muy utilizado ya en época romana.


Muy cerca otra señal nos dirige a la iglesia paleocristiana, pero nos encontramos con la entrada a un museo y un ticket que vale 10 euros por persona aunque incluye varios lugares turísticos. Pero solo tenemos interés en el teatro y el criptopórtico forense así que continuamos nuestro camino hasta el teatro romano que encontramos cerca también de esta arteria comercial de la ciudad. Y aquí ya no nos libramos y tenemos que abonar los 10 euros por persona.

Quizás  es el monumento más relevante de la ciudad. Impresionan sus 22 metros de altura con arcos superpuestos que corresponden a los restos de la fachada sur. Parece ser que el teatro tenía una cubierta fija, aunque no quedan evidencias de ello. Igual que ocurrió en otras ciudades romanas, tras la caída del Imperio, principalmente durante la Edad Media, muchos edificios se adosaron al teatro y el monumento como tal pasó desapercibido durante varios siglos. Gracias a las obras de recuperación todos estos edificios fueron demolidos quedando al descubierto esa parte de fachada. Se han identificado también la orquesta y las gradas del auditorio que, según se calcula daban cabida a unos cuatro mil espectadores.

Esta “reconstrucción” me la tienen que explicar porque es inevitable comparar lo que veo  ahora con otros teatros romanos ya conocidos, en concreto me ha venido la imagen del teatro de Mérida y allí la construcción de mayor altura que se conserva es la del escenario por lo que aquí, en el teatro de Aosta, identifico lo que en realidad es la grada con el escenario y no consigo reconstruirlo en mi cabeza.

El sol aprieta y hace calor.  De nuevo en la calle peatonal ponemos rumbo hacia el criptopórtico forense (y no dejo de preguntarme qué es eso) pasando antes por la impresionante porta pretoria que ha sido engullida por modernas construcciones quedando integrada en el entorno, pero que no le han hecho perder su sello.  

Era la entrada principal a la ciudad, la más importante de las cuatro que daban acceso al interior de la muralla. Se construyó tras la conquista de la ciudad, en la misma época que el puente y el Arco de Augusto con el que se encuentra alineada. Las dos aberturas laterales eran para el paso de viandantes mientras que la abertura central, mucho más ancha, estaba destinada a la circulación de los carros.

En la época medieval se construyó una capilla sobre el arco central dedicada a la Santísima Trinidad. La puerta estaba recubierta de losas de mármol de las que sólo se han conservado algunas piezas dejando la piedra al descubierto. A estas horas  está muy transitada.


Ahora por calles pequeñas perpendiculares a esta arteria comercial y también peatonales, nos dirigimos al “criptopórtico forense” curioso nombre que resulta ser una larga galería subterránea  de tres brazos con pasillos separados por arcos cuya función no se conoce exactamente. 

Si hasta hace pocos años se defendía la teoría de que su función había sido la de almacén militar (horreum), ésta se ha descartado. Por su situación, se deduce que los criptopórticos hacían de enlace entre los lugares sagrados (templo, donde actualmente se levanta la catedral) y los lugares públicos (foro).


Accedemos por unas escaleras a su interior, en el que la temperatura permanece constante durante todo el año y dispone de una serie de aberturas para que el aire circule. Antiguamente, tenía  una gran escalinata central y a cada lado se abrían dos accesos monumentales. Sin prisa, lo recorremos.

Una vez fuera atravesamos la hermosa y luminosa plaza donde se encuentra el Ayuntamiento, cuya sede es un gran palacio neoclásico  del siglo XIX que ocupa todo el lateral de esta gran Plaza. Decidimos dejar a un lado la calle comercial para pasar por un cercano Carrefour market ya que en los 10 días que llevamos fuera hemos acabado con los alimentos frescos como fruta y verdura y también con la carne congelada y en este pequeño supermercado consigo abastecerme de todo lo que necesito y hablo en singular porque Angel ha olvidado su mascarilla y estamos viendo como cae a nuestro alrededor gente que hasta ahora se había mantenido a salvo del Covid y aunque no ha sido nada serio, sí los ha mantenido cuatro ó cinco  días con síntomas que les han imposibilitado hacer vida normal. La incidencia en España es alta y se habla de “séptima ola”, pero es que en Italia leo que ocurre algo similar con datos un poco inferiores a los de Madrid, pero contagiarnos  aquí podría ser más que molesto. No nos podemos aislar por lo que si se contagia uno, el otro seguro que cae, y nos obligaría a parar unos días hasta que nos encontráramos en condiciones, así que hemos decidido entrar en lugares cerrados usando la mascarilla y yo, la FFP2, igual que en España.

Tras cargar con comida desde el Carrefour market hasta la autocaravana y “archivarla”,  quince minutos antes de las 14 horas dejamos el área. Es un sitio francamente feo, así que ponemos rumbo a donde estamos ahora un área que pertenece al camping en Lexert (45.862850, 7.396996)

Está sobre hierba y en un maravilloso entorno. Frente a nosotros tenemos tres impresionantes crestas que se recortan magnificas sobre nosotros, la del Monte Gele la de Bec d’Epicoune y el Aouille tseuque. Al otro lado de estas cimas, Suiza. Detrás tenemos un pequeño lago, el Lexert, de color esmeralda rodeado de abetos y verdes prados. Mire donde se mire todo es hermoso y…verde. De hecho acaba de caer un buen chaparrón que ha regado estos hermosos paisajes contribuyendo a mantenerlo verde.

En el área tan solo hay una autocaravana italiana. 


Después de instalarnos y descansar, nos dimos un paseo alrededor de este hermoso lago glaciar de color esmeralda, para después esperar la fresca noche que, como desde que hemos salido de España, no nos permite disfrutar en el exterior por la baja temperatura.





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