El último rincón

El Valle de Champorcher

Pernocta. Area de autocaravanas de Champorcher (45.621601, 7.610520)

Itinerario: Staffal (valle Gresoney)-Castillo de Isogne-Valle de Champoncher.

Ha pasado ya un día. Hoy…hemos sido expulsados del paraíso. Estamos en un área para autocaravanas a unos 15 km de Susa, cerca de la frontera con Francia. Hemos dejado el Valle de Aosta. Han sido unos siete u ocho días  recorriéndolo, depende  de si contamos el lunes de encierro forzoso por la lluvia o no. Quizás, no, seguro que hemos pasado de largo de lugares de belleza indescriptible. Es todo tan hermoso, hay tanta belleza que admirar y que ver, tanto de lo que disfrutar, que como dije unas líneas atrás, se puede superar el umbral de  admiración. Pero hoy, en esta área, que es bonita, parece que todavía llevo un poco de ese paraíso perdido.


La mañana del domingo 3 de julio amaneció también espléndida, bajo un cielo azul luminoso y sin ninguna nube. El macizo del Monte Rosa lucía sus nieves en todo su esplendor.

Como siempre cargamos y descargamos agua y nos dirigimos al último valle, al del Parque Natural del Monte Avic y valle de Champorcher pero decidimos parar a visitar uno de los tantos castillos que jalonan este valle de Aosta, en este caso el de Isogne.

Descendimos el largo valle de Gressoney  y volvimos a pasar por pueblos con carreteras estrechas. Al igual que en la mañana del sábado, hoy domingo subían muchos coches. En un pueblecito, y ante un estrechamiento, me detuve cediendo el paso a los vehículos que venían de frente y tras varios minutos en la que no cesaron de pasar coches sin cederme el paso ninguno,  un alma caritativa se apiadó (una mujer) y se detuvo para que pasáramos. A los pocos metros dimos con otro estrechamiento y aquí estuvimos un buen rato viendo pasar un coche tras otro. Primer intento fallido, porque enseguida aparecía otro, pero al segundo intento, me lancé. Cuando estaba en medio veo como un turismo intenta entrar. Le di las luces acompañadas de una sonora pitada que descargó mi mal humor.

Tras este tramo, ya no tuvimos que afrontar ninguno más y llegamos al castillo de Isogne sin mayores problemas. Tiene un pequeño aparcamiento que a las 10 de la mañana disponía de muchas plazas libres. No podemos  decir lo mismo cuando salimos de él.

La visita en perfecto italiano, dura unos 40 minutos y no dan ningún papelito en español que la guie. Teníamos que esperar veinte minutos para que empezara  nuestro turno  lo que me hizo dudar, pero, ya estábamos allí.

Este castillo toma su aspecto actual entre los siglos XV y XVI en que fue restaurado y transformado en una suntuosa residencia renacentista.  Tras varios cambios de propietario, en el siglo XIX fue adquirido por un pintor quien lo restauró y lo donó al Estado a principios del XX.

En la entrada se abre el patio, decorado con los emblemas nobiliarios y en el centro  se encuentra una fuente. En los soportales podemos admirar los frescos que reproducen escenas de la vida cotidiana (el cuerpo de guardia, la carnicería y el panadero, el mercado de fruta y verdura, el taller del sastre, la botica y los comestibles).


Pasamos al interior de la planta baja, donde visitamos el comedor, la cocina y una sala con una hermosa chimenea de piedra. En las paredes frescos de paisajes, escenas de caza y el Juicio de Paris.




Por unas escaleras accedemos al primer piso donde se encuentra la capilla y la habitación de la condesa. De ahí subimos al segundo piso donde hallamos la pequeña habitación “del rey de Francia”, con artesonado decorado con lirios y una chimenea con el escudo de la dinastía francesa de los Valois, así como otra habitación llamada “de los Caballeros de San Mauricio”, con cruz de la orden pintada en el artesonado. Pese a ser en italiano, la visita no nos resultó pesada.

Así  dejamos atrás el castillo y tomamos la carretera que nos depositaria en el área de autocaravanas de Chardonney al final de una carretera ancha y en buen estado que escala tortuosa las laderas del valle. A veces la curvas son “tornantes” y otras, la carretera serpentea por la ladera. Pero son solo 14 km y nada duros. Vamos pasando por pequeñas poblaciones que dejamos a nuestra izquierda al fondo de este valle y bañadas por un río que en algunos puntos es cruzado por algún hermoso puente de piedra que solo vislumbramos desde la carretera entre tejados de pizarra. Las casas siguen combinando como materiales la madera y la piedra. Y seguimos ascendiendo por este estrecho valle hasta llegar al final.

Pero cuando llegamos mis peores presagios se cumplieron. Y es que en un pueblín de Aosta en un secarral junto a la carretera vimos un pequeño grupo de autocaravanas en un sitio sin ningún encanto y bajo un sol de justicia a 30 grados, por lo que sospeché que este sitio, del que había visto fotos y era un hermoso prado verde que además, era gratuito, podría estar lleno. Y por desgracia así fue.
El área parecía llena y había  autocaravanas aparcadas en el arcén, junto a turismos pero   tampoco había sitio ya que frente a esta área había una preciosa zona recreativa junto al río alfombrada de verde, con enormes pinos,  con fuentes, bancos y barbacoas que también estaba llena. Y es que el lugar es idílico.

Angel se bajó y en el área encontró sitio en línea en el centro de este cuadrilátero y ahí nos quedamos y nos dispusimos a comer. La temperatura era buena.  Era domingo por lo que era de esperar que muchas marcharan a la tarde. Y no tuvimos que esperar mucho ya que  en medio de la comida, una se fue dejándonos un sitio perfecto que ocupamos inmediatamente para permanecer allí toda la noche.

Dimos dos pequeños paseos por el área de picnic a ambos lados del rio. La verdad es que tanta gente nos agobiaba, no nos sentíamos cómodos, pero no pudimos elegir otro lugar,  no había otro sitio cercano, ni aparcamiento, y pensamos que solo sería hasta la noche  recuperando entonces nuestra tranquilidad, como así fue.


El entorno era bello, como todos. Un hermoso prado rodeado de una corona de impresionantes cimas arboladas  y frente a nosotros un hermoso prado de hierba. Todo un lujo. El único inconveniente es que no había paseos cómodos, tan solo por la ribera del río arriba y abajo, y esto, se acababa pronto.


Cuando la tarde fue pasando, fue también desapareciendo coches, gente y autocaravanas hasta quedarnos una docena tan solo. La temperatura aquí era buena y nos permitió estar fuera hasta poco más de las 19,30. La primera vez en todo este tiempo. En los otros sitios, a las 19 horas la temperatura no lo hacía  posible.

La expulsión del paraíso

Pernocta: Area en Villar Focchiardo (45.113800, 7.224080)

Itinerario: Champorcher-Susa-Villar Focchiardo 

Y llego la mañana del día 4, la despedida, la expulsión, el comienzo del regreso, aunque fuera lento.

Caminamos a comprar pan y descendimos hacia el valle principal para tomar la autovía rumbo a Turín hasta salirnos para visitar la ciudad de Susa.

Aquí aparcamos en su área para autocaravanas, nada atractiva para pasar la noche, así que nos fuimos a visitar la ciudad y luego nos iríamos a buscar un sitio adecuado.

Susa merece una visita, aunque sea breve. Su casco antiguo tiene el encanto de las viejas ciudades italianas por las que nos dejamos engullir hasta llegar a la plaza de San Giusto donde encontramos la curiosa puerta del paraíso o  puerta de Savoia del siglo IV, junto a la catedral, que también es bonita aunque su oscuridad de su interior no me dejó disfrutar por completo de ella.

De allí nos dirigimos al arco de Octtaviano Augusto  del III A.C. y al imponente acueducto que encontramos junto a las murallas formando todo casi parte de un mismo conjunto. La visión del acueducto y detrás el arco enmarcada por unas imponentes cimas conforma una hermosa fotografía. Junto a este conjunto de por sí ya espectacular, se encuentra una fortaleza medieval del siglo XI.

De aquí nos acercamos al anfiteatro  del siglo III que encontramos a unos 400 metros de este conjunto. Muy bien conservado y del que disfrutamos en completa soledad. La visita se vio algo deslucida por el intenso calor. Hacía mucho y caminábamos protegiéndonos del sol aprovechando las sombras que nos regalaban los edificios

Y del anfiteatro, cerrando un círculo, nos dirigimos a la autocaravana y escogimos entre dos áreas cercanas, la que se encontraba a menor distancia, a 5 km aunque yo habría preferido otra que distaba 10.

Llegamos a una especie de huertecillo con árboles pequeños que daban escasa sombra. Lo demás, seco. Fuera, 35 grados. No se podía estar y el sol en cuanto avanzara la tarde, amenazaba con darnos de lleno así que aunque ya nos habíamos casi instalado, cambiamos de opinión y pusimos rumbo a  la segunda área, que distaba de ésta tan solo 5 km más. Siempre podríamos regresar.

Y cuando llegamos, sorprendentemente la temperatura había descendido  6 ó 7 grados. Además encontramos más atractivos a este lugar: estaba sobre hierba verde y tenía mucha sombra. Era más caro, 10 euros cuando el anterior eran 4 pero aquí había más servicios, como lavabos y pilas para fregar, además de la posibilidad de conexión eléctrica y estaba más cuidado ya que la anterior daba la impresión de medio abandonada o al menos, poco mantenida. 

Así que aquí estamos en Villar Focchiardo (45.113800, 7.224080)  ahora a las 20 horas. El único “pero” de este sitio, que supongo que es puntual, es que en el centro hay media docena de tiendas de campaña de adolescentes que ahora, en su tiempo libre, pues rompen un poco la paz hablando como hablan los jóvenes y con música aunque no muy alta.  Creemos que es un campamento de verano pequeño, porque son pocos y por tanto, estarán controlados por algún adulto. A parte de estos jóvenes,-que ya añado con posterioridad que no se notó su presencia- solo una autocaravana francesa.

Regresamos

Itineario: Villar Focchiardo-Salón de Provence

Pernocta:  Camping en Salón-de-Provence (43.6558, 5.06543)

Mañana partiremos rumbo a Francia, primero por carreteras nacionales hasta Briançon, evitando el túnel del Frejus. No tenemos prisa. Calculo que podremos llegar casi hasta cerca de Marsella y supongo que el calor nos castigara y no podremos librarnos de él hasta que lleguemos a casa.


De nuestro regreso, que duraría unos tres días más,  solo destacar la pernocta en un camping a la ferme en Salon-de-Provence (43.6558, 5.06543). El calor me hizo buscar un refugio que nos garantizara cierto frescor nocturno y una sombra donde esperar la noche. A la hora de descansar,  las áreas cercanas eran auténticos secarrales así que preferimos pagar un poco para garantizarnos un descanso en un sitio agradable, y lo encontramos.  Sobre hierba, con ducha y baño y sobre todo protegidos del sol por árboles. Algo rudimentaria, pero acogedora, aunque no así su dueña que parecía más refunfuñar que hablar. Eso sí, alrededor del camping no había nada, ni siquiera la posibilidad de dar paseos ya que son carreteras sin aceras, pero cumplió perfectamente su fin: descansar frescos y a la sombra.

Itineario: Salón-en-Provence- Fogars de la Selva.

Pernocta: Masía en Fogars de la Selva (41.73562, 2.708286) 

Y la penúltima noche de nuestro regreso la pasamos en una masía en Gerona, en Fogars de la Selva (41.73562, 2.708286) regentada por una pareja joven con tres niños huidos de la ciudad y de un trabajo estresante para instalarse en este lugar en medio de la nada rodeado de vegetación, principalmente de  alcornoques. Como en su trabajo anterior había camperizado  furgonetas e incluso se había hecho la suya propia, admite autocaravanas para pasar la noche. Aunque en park4night pone que son 5 euros, el precio es por persona. Quizás un poco caro para una familia e incluso para tres personas ya que no ofrecen ningún servicio, al menos gratuito. El acceso se hace a través de un camino de tierra que aunque está en buen estado, es estrecho sobre todo en alguno de sus tramos y si te cruzas con otro vehículo o un tractor, habría dificultades.

Decir que son hospitalarios y muy agradables aunque fuimos castigados por el calor. La familia humana se completaba con gallinas, tres ovejas, gatos y un border coollie que era todo un amor encargándose a la perfección del ganado de la finca e incluso de nosotros, primero para que las ovejas no nos molestaran ya que una de ellas se acercó lentamente a Tula y sorpresivamente la dio un buen revolcón de un cabezazo. Ya me dijo mi hermana, veterinaria, que si las vacas tuvieran la mitad de la mala idea que las ovejas, no habría ganadero vivo. Pobrecita mi “vieji”, compañera ideal y entrañable de todos nuestros viajes y que ya pasa de los 14 años, aunque infatigable, nos sigue acompañando siempre con su maravilloso buen carácter.

 A  la mañana siguiente, como los propietarios no se habían levantado cuando marchamos, nuestro amigo peludo, como buen guardián, se puso delante de la autocaravana para no dejarnos partir. Tuvo que bajarse Angel para “convencerle” aunque  apenas invirtió esfuerzo.

Itinerario: Fogar de la Selva-Medinacelli.

Pernocta: area de autocaravanas de Medinacelli

Y luego ya de la última noche destacar que fue en un sitio por el que tenemos predilección: Medinaceli. Allí tenemos garantizado dormir fresquitos además de regalarnos con los almendrados exquisitos de las monjitas del convento de clausura que aunque algo anárquicas en su horario, siempre están ofreciendo estas delicatesen de los que toda la familia nos hemos hecho adictos. Y me refiero en concreto a unas pastas de chocolate con almendras.

Medinacelli-Boadilla del Monte

Y sin más que resaltar, regresamos a casa el viernes día 8 por la mañana. Ahora ya lo que quedaba de los meses más duros del verano, nos esconderíamos de la supuesta avalancha de turistas después de dos años de pandemia, en nuestros respectivos pueblos castellanos. Dejaríamos la playa para septiembre.

En Boadilla del Monte, Octubre de 2022

Mª Angeles del Valle Blázquez

Indice general de relatos


No hay comentarios:

Publicar un comentario