Algunos valles del Sur.

 Por pequeños valles. Rhemes Notre Dame y Rovanaud.

Pernocta: aparcamiento en Rovanaud (45.610056, 7.200136)

Itinerario: Pres de Saint Didier-Bruil-Rovanaud (Valsavaranche)

Tras una tranquila noche amanece un día despejado con alguna nubecilla así que nos levantamos casi sin pereza y antes de desayunar cargamos y descargamos agua ya que el área está prácticamente llena y dos autocaravanas delante pueden suponernos una espera de 20 minutos a media hora.

Hecha la operación y desayunados, dejamos el área sin mayores problemas. Aunque antes hemos tenido que aprender cómo pagar en la máquina  y  comprobar que la tarjeta de Angel funcionaba. Pero aun nos quedaba el tercer aprendizaje del día: echar gasoil ya que hoy, domingo, encontramos la gasolineras cerradas y solo están abiertas las que no tienen personas humanas. Así que, a por el tercero y con éxito, pero siempre me pregunto qué va a ser de nosotros en unos años, cuando ya no haya gente en ningún comercio para atenderte y todas las personas hayan sido sustituidas por máquinas.

Ahora ponemos rumbo hacia Rhemes-Notre Dame un vallecito que sale hacia el sur por la SR 24. Hemos descartado otro valle anterior porque no era necesario ir haciendo un censo sin más, pero Rhemes-Notre Dame tiene un bonito paseo, así que en concreto en Bruil, un pequeño y bonito pueblo en medio de un precioso valle, hemos dejado aparcada la autocaravana y hemos escogido una pequeña ruta hacia Pellaud y un lago cercano que son 2 km escasos con unos 150 metros de desnivel.

Y así hemos cruzado el río y paralelos a él, discurre la senda entre hermosos y verdes prados. Luego asciende por unas escaleras de madera  entre enormes abetos hasta llegar a otra pequeña y bonita población de casas de madera entre verdes prados. Parece que falta Heidi corriendo por estos lugares. Pero, no vemos una señal que estaba detrás y que nos dirige a nuestra izquierda hacia el lago  por lo que continuamos por nuestra derecha cruzando el rio y luego por la carretera. En nuestro camino observo como las casas tienen en su parte superior agujeros muy grandes y descubro que es para apilar la leña. A unos paseantes que van con perro les pregunta Angel si nuestros peludos deben ir atados y nos lo confirman, añadiendo que en el Parque Nacional están prohibidos los perros incluso atados hasta el mes de julio. Nos extraña, pero habrá que cumplirlo.

Tras caminar unos metros por la carretera llegamos a otro pequeño núcleo  que más parece un complejo turístico de hermosas casas con unos deportivos impresionantes aparcados. Cerca encontramos un pequeño lago, que en realidad es una laguna grande, así que una vez llegados, toca regresar por el mismo camino.

En total hemos invertido una hora, pero yo llego muy cansada. Ayer, nos hicimos dos caminatas y una de ellas dura y no estaba como hoy. Supongo que voy acumulando.

Recogemos la autocaravana y ponemos rumbo al siguiente valle, a Valsavarenche, en concreto a la localidad de Rovanaud de la que he leído que es pintoresca. Allí hemos localizado un posible aparcamiento para pasar la noche y si no  hay una bonita área para autocaravanas en Degioz, un poco más abajo.


Pero estamos llenos de todo y no necesitamos nada así que, aquí estamos ahora, en el aparcamiento de Rovanaud (45.610056, 7.200136), detrás de una autocaravana francesa, con el fondo del valle frente a nosotros, sobre hierba y con el rio a nuestra derecha. Un sitio muy tranquilo y perfecto, así que aquí nos quedaremos.

Hemos estado valorando seguir hasta Nex, cerca de Valsavarenche, ya que leo que tiene una arquitectura muy peculiar, pero a través del google earth veo que la carretera es muy estrecha. Para coche y autocaravana, justa, para dos autocaravanas, mal y a un lado hay una pared de piedra y al otro un quitamiedos sin arcén alguno, así que para pasar un mal rato, decidimos quedarnos aquí en esta peculiar y hermosa localidad de Rovanaud que presenta unas construcciones de madera hechas con grandes troncos uno sobre otro.

Bonita la pequeña plaza  en el centro del pueblo presidida por  una fuente con la tabla de lavar esperando a que alguien la quiera usar, lo cual es difícil así que ahora es un curioso adorno que transporta años atrás. Aquí, uno junto a otro,  el horno de pan, la lechería y la escuela. Paseamos solos por este pequeño lugar, observando las construcciones que nos llaman mucho la atención y  un grupo de graneros, edificios grandes de piedra que parece ser que se construyeron a partir de la Edad Media y hasta finales del siglo XVIII.

Ahora ya, a las 19 horas, disfrutamos de nuestro descanso. Desde que estuvimos hace unos años en el Mosela nos hemos acostumbrado a viajar durante toda la mañana pero luego a la hora de comer, buscamos un buen sitio donde continuar por la tarde con nuestro descanso y luego pasar la noche. Así que hemos pasado de viajar durante todo el día parando solo a comer, a limitarlo solo a la mañana y como nos gusta madrugar, la mañana nos suele dar de sí. Lo que éramos 30 años atrás…y en lo que nos vamos quedando.

El Gran Paradiso. Valle de Cogne. Cascadas de Lillaz.

Pernocta: Area de autocaravanas de Lillaz. (45.596333, 7.387752).15 euros.

Itinerario: Ravanaud-Lillaz

Son las 19 horas del lunes 27. Estamos en Lillaz en el Parque Nacional Gran Paradiso, en su área para autocaravanas. Nos ha gustado más esta area que la de Cogne. Esta es más pequeña y parece más tranquila ya que Lillaz son cuatro casas y media.

En  Rovanaud hemos pasado una noche estupenda, tranquila y a las 9 hemos venido hacia Lillaz. Pero en nuestro camino, en uno de los muchos túneles que hay, algunos  bastante estrechos, he rozado el espejo retrovisor derecho con una columna y he roto el intermitente. Lo que más me enoja a es que ayer cuando conducía Angel le dije que veía el espejo muy cerca de la pared y cuando me respondió que estaba rozando casi la línea central, le comenté  que si no había nadie, se echara más a la izquierda. Y ahora yo, la golpeo. Hemos parado a comprobar los daños que afectan solo a la bombilla de la que no llevamos repuesto y al plástico que la envuelve. Todos los demás intermitentes funcionan y cuando hemos llegado al área hemos cerrado bien el alojamiento con cinta americana para que no entrara el agua.

Ahora mismo según escribo estas líneas ha roto a llover y cae agua con granizo que golpea fuertemente la autocaravana produciendo un ruido ensordecedor.

Una vez en el área ( 45.596333, 7.387752) nos hemos preparado para dar un paseo a las cascadas de Lillaz. Es una hora con un desnivel de 150 metros, así que siguiendo las indicaciones muy claras que comienzan atravesando esta pequeña localidad, tomamos una senda que atraviesa un jardín de piedras entre alerces, para comenzar a ascender dejando el rio a nuestra izquierda.

Si bien el camino es corto, no está en muy buen estado y algunos escalones están  descompensados, hay piedras grandes sueltas y hay un tramo donde han colocado pequeñas plataformas ancladas a la roca a modo de escalones para salvar el desnivel. Resumiendo, que se hace algo dura porque la subida no es uniforme y cansa,  y la senda no está bien conservada. También añadimos que va bastante gente, incluso hoy lunes. Y me gusta señalar esto porque hemos visto gente con sandalias y también la caída de un señor que según él, se ha resbalado aunque yo, testigo de su caída,  no coincido con él y el desnivel que había, que era considerable, me ha hecho temer que rodaría hasta mi.  

Así a mi juicio, es un camino fácil, corto, algo exigente en algunos tramos y que requiere hacerlo con cuidado. Otra dificultad añadida para nosotros era Tula. No podía ir suelta y la teníamos que llevar atada por lo que nos ha obligado a estar unidos y tener el mismo ritmo o frenarnos y además, hay escalones grandes que no queremos que suba o baje, por lo que la hemos tenido que coger en brazos.

Descritas someramente nuestras impresiones sobre la ruta, añadir que por tramos nos vamos asomando a todas las cascadas que forman la “cascada de Lillaz” ya que en realidad son varias al desplomarse el agua desde una considerable altura. Así comenzamos con una pequeña abierta en abanico pasando a otras que con gran fuerza y estruendo caen formando varios saltos hasta alcanzar la zona más baja. Y el atractivo no solo se debe a la belleza de  las distintas cascadas que se han formado, si no el paisaje del que vamos disfrutando según alcanzamos altura. A nuestros pies se abre este hermoso valle por el que se elevan a ambos lados las laderas empinadas pobladas de enormes abetos y alerces. Y destacar la variada flora y mucha de ella aun en flor. Parece que paseamos por un hermoso jardín.

A nuestra izquierda una pareja de alpinistas escala una pared vertical. En invierno se escalan las cascadas congeladas.

Descendemos y llegamos al área alrededor de las 13 horas así que decidimos acercarnos al Valnontey a 7 km escasos a visitar el jardín alpino. Dejamos atrás Cogne donde nuestros ojos disfrutan del impresionante Prado de San Orso una enorme y llana pradera verde de la que Angel comenta: “esto en España…lleno de edificios”. Lástima que no pudiéramos parar para tomar alguna fotografía que ilustrara la belleza de esta enorme explanada verde cubierta de hierba.

Tomamos el Valle de Valnontey, especialmente bello, y en pocos kilómetros llegamos al final. Pero no podemos llegar al jardín, tenemos que dejar la autocaravana a 400 metros ….abajo y ascender hasta llegar. Hemos aparcado, pero no encontramos donde pagar el estacionamiento así que enojados, nos vamos y regresamos a Lillaz, donde comemos y descansamos.

El área es muy agradable, junto al rio, y vale 13 euros con electricidad incluida. Supongo que la baja ocupación la hace más encantadora aún ya que está llena a la mitad. El área que hay en Cogne es muy grande, pero es una enorme explanada asfaltada junto al rio  metida en una especie de hondonada lo que a mi juicio le resta atractivo.

Si el tiempo nos sigue dando tregua, por este valle nos quedaría hacer una pequeña senda en Valnontey y posiblemente, tomar el funivia del Cogne. Eso pueden ser dos días más, pero las previsiones son malas, aunque también tengo que decir que llevan siendo malas desde el domingo y nos vamos salvando. El agua que ha caído hasta ahora, han sido tan solo unos minutos y las nubes, blancas y grises se mueven dejando ver a pedazos el cielo azul.

Bajo una cortina de lluvia. Lillaz.

Pernocta: Area de autocaravanas de Lillaz. (45.596333, 7.387752).15 euros.


Y llegamos a un nuevo día y  pese a que a las 6 de la mañana el azul del cielo era intenso y prometía ser estupendo, desgraciadamente no ha sido así y a las 14 horas permanecemos aun en el área de Lillaz junto a una decena de autocaravanas más, bajo una intensa  lluvia que no ha cedido en toda la mañana, incluso se ha visto acompañada de granizo. No ha habido descanso así que hemos abortado los planes de hoy y aquí esperaremos a ver si el día de mañana nos da tregua. Incluso la temperatura ha descendido considerablemente y nos hemos visto sorprendentemente obligados a encender la calefacción y como estamos conectados a la luz, hemos enchufado nuestro “juguetito”, un pequeño aparato eléctrico de aire  que para el tamaño del habitáculo es suficiente. Y ni que decir tiene que por la noche con el edredón. Nos parece mentira con la ola de calor que azota parte de España y de Europa.

Hemos hecho breves salidas con Tula pero la tregua real llegó alrededor de las 21 horas. Casi 12 horas sin parar de llover.

Mágico Parque Nacional Gran Paradiso.

Pernocta. Camping Gran Paradiso (45.583302, 7.341230). 21 euros sin luz.

Itinerario: Lillaz-Valnontey



Y la mañana siguiente nos mostró un luminoso sol y un cielo de un azul intenso y  sin ninguna nube. Por primera vez pudimos contemplar de forma clara y nítida la  cima nevada del pico Gran Paradiso y al fondo, a lo lejos, se asoma tímidamente la blanca cima del Montblanc.

Animados por el día, nos levantamos a las 7,30 para poner rumbo a Valnontey en el corazón del Parque Nacional Gran Paradiso.

Tras aparcar, sobre las 9,15 remontamos el curso del río hacia el fondo de este valle glaciar cerrado por una inmensa corona de cimas pintadas del inmaculado blanco de la nieve por las que se descuelga algún  glaciar. 

Sin apartarnos del curso del rio, caminamos por una ancha pista sembrada de abetos y alerces enormes y dejando ver el circo montañoso de la cadena del Gran Paradiso. La imagen es para mi hipnótica, tanto que casi no miro el suelo. Trato de no perderme la imagen de este impresionante y grandioso circo. Pero todo es belleza a nuestro alrededor. El rocío y la humedad que se ha quedado sobre las plantas, brilla ahora bajo la luz del sol y el aspecto es casi mágico. Hay frescor y verdor allá donde se mire, tímidas florecillas se mecen suavemente y vamos siempre acompañados por el rumor del río que desciende bravo.

Hay mucha agua en el camino, y pequeños torrentes lo cruzan, pero sin mayores problemas, los vamos sorteando pese a que dos italianas con las que nos cruzamos nos dicen que se han dado la vuelta por que el agua les impedía continuar.



Nos encontramos con algún que otro caminante o pequeños grupos. Casi sin darnos cuenta y después de unos 45 o 50 minutos llegamos a unas casas de madera, dos o tres de las que una parece habitada. Seguimos un poco más, pero cuando pregunto a otro caminante, nos dice que esas casitas que dejamos atrás eran nuestro destino y que el camino sigue hasta llegar a las paredes de este circo. Así que decidimos darnos la vuelta y regresar.

La temprana hora nos permitirá tomar el funivia de Pulsé-Montzeuc.  En nuestro regreso ahora elegimos  la otra orilla del rio dejando atrás una granja que he leído que vende yogures y quesos artesanales pero Ángel no quiere comprar nada. Cruzando de nuevo el río observamos de nuevo un camping que parece muy agradable, entre abetos, sobre hierba y con este escenario tan impresionante. Pasamos a preguntar el precio: 7 euros por persona y 7 por la autocaravana. Tula gratis. Así que 21 euros sin luz nos parece un buen precio y como hemos estado enganchados los dos últimos días a la luz, no es necesario conectarnos ahora..

Recogemos la autocaravana y nos acercamos al funivia del Pulse-Montseuc. Una estrecha carretera asciende pero en escasos 200 metros nos deja en una pequeña explanada que es el aparcamiento. 13 euros por persona. Nos parece aceptable así que, de nuevo tenemos que dejar a nuestra amiga peluda en la autocaravana ya que los perros no están permitidos al ser Parque Nacional y las multas con las que amenazan pueden ser altas.

El teleférico tarda menos de diez minutos en dejarnos en nuestro destino  ascendiendo de  casi los 1600 metros en los que estamos ahora hasta los 2000. . Suben tres cestas a la vez, y solo iban llenas dos. Arriba de hecho, encontramos solo cuatro o cinco personas. Pero mientras subimos (que tengo que añadir que la ascensión es sobrecogedora) conseguimos ver un rebeco justo debajo de la cabina. Nunca los habíamos visto tan cerca. Es un regalo, que luego, lamentablemente ya no se repite.

Arriba y después de un barecillo o quiosco, tomamos el pequeña sendero Natura Montseuc, un recorrido de 2 horas y  que al principio asciende para luego discurrir por la ladera hasta depositarnos en un mirador desde el que podemos contemplar por un lado el valle entero con el macizo del Montblanc al fondo y por otro el macizo del Gran Paradiso. 

La senda continua hasta completar dos horas de caminata serpenteando a lo largo de la cresta del Montseuc (2327 m) sobre una ruta más empinada  pero no nos apetece ya que aparte de ascender vemos que discurre entre enormes abetos por lo que la vegetación no nos permitirá disfrutar de bonitas vistas hasta que lleguemos al final, así que decidimos regresar para dirigirnos al camping Gran Paradiso, donde nos encontramos ahora.

Hemos regresado al camping Gran Paradiso (45.583302, 7.341230)  y tras instalarnos, hemos comido fuera protegidos del sol por nuestro toldo y después de descansar hemos sacado a Tula a dar un paseo por el camino que hemos tomado esta mañana hasta donde una señal ya nos avisaba de que no estaban permitidos los perros, hemos cruzado el rio por un puente y regresado tras una media hora de paseo. Ducha, descanso y de nuevo el frío que no nos permite disfrutar del atardecer y nos obliga a meternos  dentro.  Y ahora ya, prepararemos algo de cena y a dormir y esta noche supongo que no tendremos que poner la calefacción como ayer cuando  la temperatura cayo hasta 6 grados y se hizo necesario.

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