Garganta del Diosaz (Francia) y la Pres de Saint Didier (Aosta).
Pernocta. Area de autocaravanas de la Pres de Saint Didier (45.762199, 6.989090) 14,50 euros
Itinerario: Garganta del Diosaz-La Pres de Saint Didier
Nos preparamos para
salir a la garganta. A las 9,30, hora de su apertura, estamos comprando las
entradas. 5,30 euros para abuelos, un euro más para el resto de los mortales.
Dos eurillos que nos ahorramos por viejos
Casi sin darnos cuenta
alcanzamos el final. Hemos tardado una hora y con mucha tranquilidad. Hemos
recorrido 3kms en total con 130 mts de desnivel y hemos
disfrutado de siete cataratas. La pendiente es escasa así que se puede hacer
sin ningún problema.
Agradecemos al joven
que nos permitiera pasar la noche en este estupendo lugar y regresamos a la
autocaravana donde nos esperaba impaciente Tula. La hemos dejado porque leímos
que el camino era estrecho y solía haber
mucha gente así que pensamos que podría no resultar cómodo para ella.
Y partimos hacia túnel
del Montblanc y comenzamos la ascensión, pero un kilómetro antes nos quedamos
atrapados en un “bouchon”. Ya desde el viernes venía oyendo en la radio
“bouchon túnel Montblanc”(solo entendía eso) así que el navegador nos da 20
minutos de espera que se convierten en poco más de media hora. Cerca de la
taquilla vemos que la policía francesa está parando aleatoriamente a vehículos.
Nos preparamos buscando la documentación y….nos toca. Nos señala incluso que
nos apartemos de la fila. Al final era un gendarme que hablaba algo de español
y debía querer practicarlo porque siempre en tono de broma nos preguntó si
llevábamos algo que declarar, tabaco, alcohol, …drogas, más de 10.000 euros en
efectivo… luego que a dónde íbamos y de donde veníamos…en fin, solo parecía
querer charlar para matar el aburrimiento, pero al principio no nos hizo ninguna
gracia.
Incorporados de nuevo
a la fila llegamos a la taquilla. Aunque creo que hay media docena abiertas, en
realidad luego solo hay un carril por lo que se va dando salida a los vehículos
de las distintas taquillas por turnos a
través de un semáforo y de aquí el “bouchon”. Y nos llega la sorpresa: aparece
en pantalla 64 euros a pagar. ¡Madre mía!, ¡64 euros!. Perpleja aún, le digo
que es solo “one way” y me dice que sí, que solo “one way”. Bueno pues a pagar.
Meto la tarjeta de Angel y pongo mi código, así que no funciona. Luego ya le
pongo el código correcto, y sigue sin funcionar. Se baja él de la autocaravana,
pero pasa lo mismo. Al final, pagué con mi tarjeta. Después se daría cuenta que
se había equivocado con el código. Nos hacemos mayores y reaccionamos despacio
ante los imprevistos y los 64 euros...tardamos en digerirlos.
Tras esta anécdota, esperamos nuestro turno y nos introducimos en este túnel de 11 km. Casi a 6 euros el kilómetro. Velocidad mínima 50 km/h y máxima 70 km/h. Y tengo que decir que no me gustan nada los túneles y cuanto más largos, peor lo paso. Pero después de lo que me pareció una eternidad vislumbramos a lo lejos la salida. Por fin estábamos ya en el otro lado, en Italia.
Hicimos una breve
parada para disfrutar de la mítica cima del Montblanc y de su “mare de glace”
desde el lado italiano y descendimos hacia nuestro destino de hoy: la Pres de Saint Didier, donde hay un
“orrido” o una pasarela suspendida sobre un valle con una vistas espectaculares
hacia todo el macizo del Montblanc y el
valle
Encontramos el área de autocaravanas sin problema, junto al río y a las afueras de la población (45.762199, 6.98909). 14,50 euros el día, o 3 euros la primera hora y 0.50 las siguientes. En un momento pensamos si irnos después de visitar el “orrido” ya que eran tan solo las 12,30, pero seguro que más de la hora emplearíamos en subir y tendríamos que abonar entre 1,50 o 2 euros por aparcar. No merecía la pena andar luego deambulando a ver si encontrábamos un sitio adecuado y yo, además, con los años, me he vuelto muy sibarita y no me vale cualquier sitio y este era estupendo, tranquilo, cercano a la población y rodeado de un bonito entorno, así que aquí estamos aún a las 19,30 aunque ahora mismo el cielo se ha cubierto de nubarrones grises que amenazan con lluvia. Al menos hemos pasado de las 17 horas donde pronosticaban que llovería. Mañana…ya veremos.
Tras dejar la autocaravana en al área junto a una decena más, pusimos rumbo hacia el “orrido”. El camino está muy bien señalizado y comienza muy cerca del área de autocaravanas. Caminamos paralelos al río y donde hay un estrecho puente medieval, comienza el ascenso.
Y menos mal que no vimos donde estaba el “orrido”. Al regresar, junto al río y el puente romano, levantamos la vista y lo encontramos suspendido sobre el barranco, en una pared de roca. Si lo veo, me empieza a funcionar la cabeza negativamente, así que mejor así, después.
De vez en cuando alguien colgado de una tirolina atravesaba esta garganta.
El camino no deja de
ascender. Leí que había 200 metros de desnivel con una pendiente del 15%,
cuarenta minutos de subida y veinte de bajada. Y así debió ser. Será poca cosa para algunos, pero ya se me
hizo durilla. Iba pendiente también de Angel que ascendía bien y de Tula, que
con sus 14 años parece que el tiempo no ha pasado por ella y subía como una
jovenzuela saltando los escalones a veces bastante grandes. No sé que tiempo
pasó de subida pero enseguida dimos con este curioso y espectacular “invento”.
Me muevo despacio,
estoy sobrecogida y agarro todo lo que llevo colgando: el teléfono con el que intento
hacer fotos, la cámara, el bastón…como se me caiga algo… me puedo despedir de
ello. El espectáculo que se puede contemplar es maravilloso ya que desde aquí
podemos admirar la cadena de Montblanc, la cuenca de Pré-Saint-Didier con varios
pueblos, así como impresionantes vistas de la cascada del barranco. A nuestros
pies, el valle. La blanca cima se ve
mejor desde la parte francesa, aquí está en el extremo izquierdo. A Tula la ata
Angel y no la deja que se acerque a la pasarela no apta para los que padezcan
de vértigo.
Observamos que viene
gente con bolsas dispuestos a comer en este lugar que dispone de unas mesas. Al
parecer vienen en un autobús de línea. Tras hacer unas fotos iniciamos el descenso.
Ahora nos encontramos más gente y es que la hora de la comida italiana ha pasado
ya, y entre los que ascienden hay una joven que nos pregunta qué les queda y cuando la decimos que no comprendemos, nos
pregunta en castellano. Al alabar su buen acento me responde que es peruana. Me
dice que su chico, que sube detrás, se “va muriendo” pero que no le digamos
nada.
Ahora el área está
casi completa. Quedan dos o tres huecos, incluso el de nuestra izquierda lo han
ocupado y es que cuando hemos llegado nosotros nos hemos puesto junto a una
autocaravana que nos ha pedido el favor de apartarnos lo que pudiéramos porque
tenían que “bajar una moto”. Las plazas son generosas, pero aun así, nos hemos
separado pero nos hemos dado cuenta de que estábamos muy cerca de la plaza de
nuestra derecha así que hemos optado por dejarla libre y situarnos en la
siguiente. Luego hemos visto que los muy caras duras se habían colocado en el
centro en vez de echarse a su izquierda para dejarse su propio espacio a la
derecha si querían sacar su moto. Mi indignación ha crecido cuando hacia las 18
horas se han ido tranquilamente a pasear sin ninguna intención de sacar moto. Y
…¡cómo me joden los listos que se aprovechan de la buena voluntad de la gente!.
Cada vez me molestan más porque confunden la bondad con la estupidez, y cada
vez abundan más estos “listos” caras duras y lo mejor es que sigan creyendo
que los demás…somos tontos .
No hay comentarios:
Publicar un comentario